Descripción
Quererme mucho a mí mismo no me impide amar a los demás. Por el contrario, mientras más grande es mi autoestima, mayor es mi capacidad para querer a los otros. Solemos asociar el término “egoísmo” a una serie de actitudes negativas. Decimos que la gente egoísta sólo piensa en sí misma, que no comparte, que le falta humildad, que es avara y poco solidaria. Frente a esta forma de ver las cosas, el psicoterapeuta Jorge Bucay nos invita considerar al egoísmo de manera distinta: como la capacidad de preferirnos antes que a los demás hasta el punto de que nuestras acciones en su favor no estén guiadas por el sacrificio, la obligación o la abnegación, sino por la alegría que nos produce amar al prójimo.