Descripción
«En verdad, no hay accidente en nuestra vida, no hay mal día ni desgracia cuya causa no pueda ser encontrada en nuestras propias acciones, en esta o en otra existencia. Si alguien infringe las leyes de la armonía o las leyes de la vida, debe estar preparado para caer en el caos que él mismo produjo. Dice Helena Blavatsky, en el volumen II de La Doctrina Secreta:No es el karma el que castiga o recompensa, sino que nosotros mismos somos los que nos recompensamos o castigamos, según trabajemos con la Naturaleza,por la Naturaleza y de acuerdo con la Naturaleza, obedeciendo a las leyes de las cuales depende esa Armonía, o transgrediéndolas. En su sentido literal, karma quiere decir acción, una causa que produce efecto. Pero esotéricamente es algo diferente en sus efectos morales de gran alcance. Es la infalible Ley de Retribución.
Las vías del karma no serían impenetrables si los hombres permitieran que la unión y la armonía presidieran sus actos en vez de conducirlos por la desunión y la lucha. Si ningún hombre perjudicase a su semejante, el karma no tendría ni motivo para intervenir ni armas con las cuales ejecutar su oficio. Es la presencia constante entre nosotros de los elementos de lucha y de oposición, es la división de las razas, naciones, tribus, sociedades e individuos, las que constituyen la causa principal de los denominados Caminos de la Providencia. Con nuestras propias manos trazamos diariamente el curso sinuoso de nuestros destinos, aunque creamos que seguimos en línea recta en el camino real de la respetabilidad y del deber.»